Categorías
Notas

La caja: Una exploración sobre la identidad y la paternidad.

LA CAJA :

Una exploración sobre la identidad y la paternidad.

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

Lorenzo Vigas es un cineasta que ha gestado un planteamiento en donde desde el desarrollo de una reformulación de conceptos cotidianos genera canales que con fuerza y un tratamiento de la realidad, modelan una necesidad por generar una crítica ante los atributos que se desarrollan desde la colectividad. Y es que la obra de Vigas ha tenido una exploración que se desarrollar desde la fragilidad, construyendo universos en donde se prioriza las emociones, sin dejar de articular nuevos modos de construcción en donde las sensaciones se montan en una contracción, claramente más empática que la realidad misma. Sin embargo, el director comienza a usar elementos que desarrollan un tratamiento formal que no solamente plantean todo un postulado emocional, sino que dentro de su narrativa articulan un retrato que busca motivar nuevas búsquedas sobre la identidad, pero sobre todo una oportunidad para engendrar una manera diferente de reivindicar hasta los procesos más complejos de las relaciones sociales.  

En el caso de “La caja”, nos encontramos con un relato en donde la situación contextual se va sobrecargando y poniendo un sin fin de capas en conflictos y reflexiones que nos llevan a una identificación de valores que han provocado que nuestra relación con la realidad tenga una facilidad para el montaje desde la falsedad, priorizando la búsqueda de identidad desde la estética conceptual. Y de esta manera se manipula la realidad, de tal forma que caben nuevas oportunidades para recrear un odio fraternal que se alimenta de conceptos que se centran en lo personal, en donde los procesos que forzosamente se engendran en esta búsqueda de sentido, tienden a ser violentos.

El cine del director venezolano se desarrolla con soltura en una producción que no se arma de artilugios, sino que va acomodando los recuerdos del pasado, y sus ideales a futuro, logrando un mosaico, en donde se arma una narrativa que mira a los recuerdos y elementos propios para engendrar una historia que nos permitan formular una materialización de la soledad desde una pregunta definitoria de la paternidad y sus responsabilidades, siendo además un pretexto para montar el cierre de la trilogía en donde el director se centra en aspectos que nos definen el desmontaje de la paternidad como concepto, ejemplificado a partir de los dolores, la responsabilidad y los recuerdos como conglomerado de relatos falsos que son más un placebo que un estilo de vida.




Esta película que no solamente ha tenido una gran presencia en festivales de cine y la  aceptación de gran parte de la crítica especializada, sino que desde una historia simple que se aúna al contexto nacional, se exploran caminos en donde se condensan líneas que violentan y que perjudican al contexto sociocultural de nuestro país. Y como en cintas previas del director nos encontramos con la revisión y profundización de la figura del padre en una constante propuesta narrativa y estilística que le usa de pretexto para explorar conflictos como la desaparición, las fosas clandestinas, el feminicidio, la ausencia de responsabilidad, y sobre todo, las propiedades del perdón. 

En términos generales, nos encontramos con una propuesta visual que usa el minimalismo de sus elementos para plantear una visión que cierra la trilogía conformada por “Desde allá”, “El vendedor de Orquídeas” y “La caja” de tal manera que no solo vemos cómo se construye el concepto de paternidad, sino todos los conflictos que se materializan al no determinar un concepto que parta desde la empatía. 

La cinta ha recorrido un camino que le ha posicionado como una de las películas más ambiciosas de este año, fomentando una reflexión que desmaterializa la idealización de la paternidad y monta un arquetipo actualizado de la identidad fracturada por los problemas contextuales. Que le valió una nominación al León de Oro a mejor película en la más reciente edición del Festival de Cine de Venecia con un emotivo estreno nacional durante el marco de la decimonovena edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. 




Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

Memoria: una reconstrucción de dimensiones que no entienden del tiempo.

MEMORIA :

Una reconstrucción de dimensiones que no entienden del tiempo

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

La memoria es un elemento con el que creamos identidades, lazos interpersonales, entendimiento contextual y una relación con la realidad, pero sobre todo una desvinculación temporal que nos permite experimentar la temporalidad desde una concepción que no atiende la división entre realidad y ficción.  

Apichatpong Weerasethakul es uno de los cineastas contemporáneos que han ampliado la percepción del cine, más allá de una mera herramienta narrativa o de entretenimiento, en donde por medio de su bagaje profesional y artístico ha encontrado maneras claras para explorar dimensiones que se centran en los vacíos e imaginarios en donde hay que asumirse desde lo sensorial, ya que la razón puede no ser la más apta de las herramientas para adentrarse a la experiencia de su obra. 

En su vasta filmografía se acerca a temas en donde los recuerdos y los imaginarios van articulando una realidad propia en donde no hay limitaciones claras que eviten convivir con otras ideas que expanden y desarticulan las dimensiones físicas, generando un espacio seguro para sanar los sentimientos y la mente.

Esta cinta funciona como pináculo de su obra en donde el imaginario y sus diferentes perspectivas abren una puerta para que la realidad se desarrolle bajo los principios propios de la percepción de la realidad desde los ojos del director. Y es que Apichatpong es un cineasta que entiende la naturaleza de las conexiones que creamos con los espacios, con las imágenes y los sonidos de sus narrativas, buscando articular la empatía como medio creativo para explorar los dolores comunes y la falsedad del cine desde un tratamiento que sensibiliza desde su poética.

Esta es la primera película del director que realiza fuera de su natal Tailandia, soltando sus relaciones contextuales que le han permitido una exploración sociocultural del folclore propio de su país. Y en esta ocasión se adentra al contexto actual de Colombia pero siempre recordando una implicación de la diversidad a partir de diferentes herramientas, que van desde un elenco que incluye a Tilda Swinton, Jeanne Balibar, Daniel Giménez Cacho y Juan Pablo Urrego para alimentarse de esa aura que crea empatía de la universalidad de sus discursos.

Algo que vemos desde Blissfully yours (2002) o en Uncle Boonme who can recall their past lives (2010) es su gran compromiso y sensibilidad para llenar sus planos con emociones, haciendo del cine una ventana que sobrepasa las puestas cinematográficas concentrándose en un discurso que deviene en varios niveles de lectura y que desarrollan una poética en donde desde las palabras de Tarkovsky “se esculpe el tiempo” en un documento formulando un postulado que lleva al espectador a un nivel simbólico que va generando sentido, pero también articulando nuevos cuestionamientos sobre nuestras interacciones interpersonales, colectivas y con la naturaleza, pero sobre todo, las relaciones que guardamos con el pasado, los presentes y el futuro. 

Memoria es sin duda el pináculo de la obra de Apichatpong en donde se alcanzan niveles altísimos desde el guión por medio de una historia sublimemente recoge, una producción que se arriesga pero que se mantiene fiel a los principios estilísticos del cineasta, y los pasos tan fuertes con que ésta posicionando desde su presentación en el Festival de Cannes en donde se le otorgó el Premio del Jurado y ahora con la noticia de que será la película que represente a Colombia en los Premios Oscar. 

En México estrenó durante el marco de la edición 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia y llegara a salas nacionales próximamente gracias a la distribución de Somos Piano. 

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

The power of the dog: Una revisión del esquema dominante.

THE POWER OF THE DOG :

Una revisión del esquema dominante.

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

El cine funciona como un motor imaginario para explorar nuestros deseos y las pulsiones más dolorosas que más que enseñarnos a vivir la realidad, nos ayuda a comprender lo que nos rodea. 

Después de 12 años desde el estreno de Bright Star (2009), el último largometraje de Jane Campion. La cineasta neozelandesa, esta de regreso con una película que hace cimbrar al cuerpo a partir de su planteamiento, en donde la narrativa se apodera de los sentidos por medio de una reflexión que cuestiona al concepto de masculinidades y familia, el dolor, la venganza y el principio de lo “correcto” como solución frente a la impotencia.

A partir de los elementos culturales y contextuales donde claramente se exponen los dolores y los prejuicios basados en estereotipos que no solo nos afectan en lo individual, sino que se desarrollan bajo una minuciosa revisión que nos lleva a los extremos en los colectivo, se desarrolla la historia de dos hermanos poderosos y acaudalados que a pesar de sus diferencias encuentran un camino para desarrollar sus intenciones aún cuando pueden ser sumamente cuestionables, debido a que no se basan en la ética, sino en la violencia que da forma a esquemas dañinos en los que se centra el discurso. 

The Power of the Dog (2021) es una apuesta fílmica en donde no solamente vemos una Jane Campion refinada y precisa, sino que encontramos un manejo cinematográfico que sin necesidad de acercarse a un dramatismo exagerado la directora encuentra los elementos perfectos para hilar con fuerza una tensión que se mantiene de principio a fin, logrando una expectativa que va en aumento, y usándole como pretexto para suspender al espectador en un limbo que abre cientos de preguntas y no ofrece ninguna respuesta. Y es que este drama se desarrolla en un contexto en donde los límites éticos y morales se sustentan por medio de estereotipos que se engrandecen desde la ejecución formal resaltando la constante búsqueda de la directora, generando desde su amplia filmografía un cuestionamiento potente sobre la representación masculina tóxica y cómo de ello se desprende una representación subyugada como resultado frente a una sociedad que nos ha instruido bajo la mirada patriarcal, aminorando e incluso desapareciendo aquellas diversidades que amplían el abanico de masculinidades menos ensimismadas en los cánones básicos.

Esto se desarrolla con gran detalle a partir de una narración que va cambiando escaños de poder que por sí mismos no se justifican con facilidad pero se resaltan, tratando una vez más, hacer sentir al espectador una fantasía, que toma fuerza gracias a su novedad y la potencia con la que se enfrenta al a los hechos. 

Tanto por medio de las actuaciones, como los temas que se desarrollan y  la forma en que se construye la narración se va privilegiando las decisiones creativas que permiten un desarrollo en donde la música, no solamente funciona como acompañamiento sonoro, sino que desarrolla su propia línea narrativa a partir del uso de elementos del cine Western, apuntalando con potencia esos códigos propios de los machismos con los que se representaban los vaqueros, ayudando a darle un sentido a sus personajes y los prejuicios que plantean sobre la diversidad. 

La cámara es un ente que se mueve delicadamente, generando una descripción que sobrepasa la representación, volviéndose un  elemento más, en donde la directora busca remarcar las acciones que dejan los indicios sobre una violencia confrontada con valentía y entereza, privilegiando la razón sobre la fuerza bruta.

Esta cinta tiene un tratamiento tan cuidadoso y enigmático que nos recuerda la gran fuerza con la que Jane Campion desarrolla historias que no plantean cambiar la realidad de la nada, sino generar un ejercicio ensayístico que justifique lo dañino de la realidad en la que habitamos. 

Desde su presentación en el Festival de Venecia, en donde se coronó con el Premio del León de Oro a la mejor dirección, ha sembrado un camino de reconocimientos, llegando a México con un estreno durante el marco de la edición 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia antes de que llegue a Netflix. 



Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Boletín

ÁRBOL ROJO Y LOS CABOS REGRESAN A SALAS

ÁRBOL ROJO Y LOS CABOS REGRESAN A SALAS

 – Por Árbol Rojo

Árbol Rojo, aún frente a las inclemencias, ha apostado por volver paulatina y responsablemente a las actividades presenciales en las salas del sureste del país, haciéndolo con gran éxito durante nuestro cuarto aniversario en Bacalar el mes de julio de este año. Siendo “Te llevo conmigo” (2021) nuestra última proyección y una oportunidad para abrir una colaboración de la mano del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, se generó una alianza que dentro del marco de su décimo aniversario nos permitirá ser sede en el sureste de México para presentar una gala en la ciudad de Mérida.

Cumpliendo con la meta compartida de descentralizar la oferta fílmica, la gala del filme “Red Rocket” se llevará a cabo en Cinemex Galerías de la capital yucateca el sábado 13 de noviembre. 

“Red Rocket” es el esperado regreso del realizador Sean Baker, quien sorprendió a la crítica en la pasada edición del Festival de Cannes. La cinta cuenta la historia de Mikey Saber, quien regresa a su ciudad natal en Texas, tras años de carrera como estrella porno en Los Ángeles, pero no recibirá la más calurosa bienvenida. Sin dinero ni trabajo, se ve obligado a volver a vivir en la casa de su exmujer y de su suegra. Para pagar alquiler recurre a sus típicas artimañas, hasta que un encuentro le dará la esperanza de empezar de cero.

La película forma parte de la nueva sección “Pantalla Dorada” del Festival Internacional de Los Cabos, el cual a lo largo de 10 años ha forjado una clara necesidad por priorizar la búsqueda de narrativas frescas que expresen el sentir de la contemporaneidad, volviéndose pivotes de la cinematografía por medio de grandes apuestas que seguramente veremos encabezando la próxima temporada de premios a nivel mundial. 

 

Extendemos un agradecimiento especial a Universal Pictures México por permitir la proyección de “Red Rocket” en Cinemex Galerías Mérida. El horario de esta gala se dará a conocer próximamente, por lo que te invitamos a mantenerte atento a las redes y dinámicas de Árbol Rojo para ser parte de esta experiencia única. 

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

INVITADOS ESPECIALES DEL FICM 2021

INVITADOS ESPECIALES DEL FICM 2021

 – Por Árbol Rojo.

La 19a edición del Festival Internacional de Cine de Morelia comenzará el próximo 27 de octubre y terminará el 1 de noviembre. Se llevará a cabo en un modelo híbrido con funciones presenciales en Cinépolis Morelia Centro, Cinépolis Las Américas, Teatro Mariano Matamoros y el Centro Cultural Universitario, y funciones virtuales en Cinépolis Klic, Canal 22 y FilminLatino. También contará con una lista de reconocidos realizadores que presentan sus nuevas cintas:

  • Léos Carax. Director francés conocido por filmes que se acercan a la poesía y a las artes plásticas más que a la narrativa clásica. Ha hecho cortometrajes y críticas de cine, pero es conocido por sus cintas “Holy Motors”, “Mala sangre” y “Los amantes del Pont-Neuf”.

Este FICM presenta junto al productor mexicano Julio Chavezmontes su más reciente película “Annette”. Protagonizada por Adam Driver y Marion Cotillard, la trama sigue a un comediante y su esposa cantante de ópera, cuyas vidas cambian cuando tienen a su primera hija. 

  • Jason Reitman. Actor y cineasta canadiense nominado dos veces al Óscar como Mejor Director por sus películas “Juno” y “Up in the Air”.

Lo acompaña en el FICM 2021 su padre Ivan Reitman, quien produce el nuevo filme que presentan: “Ghostbusters: El legado”. La película es protagonizada por Bill Murray.

  • Lorenzo Vigas. Director, guionista y productor venezolano. Tras mudarse a México, rodó en 2003 el cortometraje documental “Los elefantes nunca olvidan”, producido por Guillermo Arriaga y exhibido en el Festival de Cannes. Con su cinta “Desde allá” Vigas ganó el León de oro a la mejor película en el LXXII Festival Internacional de Cine de Venecia.

Ahora presenta su segundo largometraje “La caja”, una co-produccion venezolana y mexicana que trata temas como el paso de emigrantes, la pobreza, y la exclusión social.

  • Apichatpong Weerasethakul. Director, productor y guionista tailandés. En el 2010 su filme “Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives” recibió la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes y el Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Sitges.

Este año presenta virtualmente su noveno filme “Memoria”, el cual es protagonizado por Tilda Swinton y fue parte de la competencia por la Palma de Oro en la más reciente edición del Festival de Cannes. 

  • Michel Franco. Guionista, productor y director mexicano. Su filme “Después de Lucía” le hizo ganador a la Mejor Película en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes y Premio Horizonte en el Festival de San Sebastián en 2012. “Nuevo Orden” recibió el León de Plata Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 2020,​ donde también ganó el Leoncino D’Oro, entregado por el Jurado Joven del Festival.

Michel presentará virtualmente en el FICM 2021 su película más reciente “Sundown”, protagonizada por Tim Roth y Charlotte Gainsbourg.

  • Teodora Mihai. Guionista y directora belga-rumana. Debutó como directora en 2014 con el galardonado documental “Waiting for August”, que cuenta la historia de Georgiana, una adolescente rumana que se queda al cuidado de sus seis hermanos. 

Con la compañía productora belga One for the Road, Teodora realizó su largometraje ambientado en México “La Civil”, sobre la historia de una madre en búsqueda de su hija secuestrada por un cartel. 

  • Tatiana Huezo. Directora salvadoreña que reside en México. Su primer largometraje documental, “El lugar más pequeño”, recorrió más de 50 festivales alrededor del mundo y obtuvo numerosos premios nacionales e internacionales. Su segundo largometraje “Tempestad” no fue la excepción.

La directora presenta en el FICM 2021 su primer largometraje de ficción “Noche de Fuego”, el cual obtuvo en Cannes una Mención Especial en la sección Un Certain Regard.

  • Salomón Askenazi. Escritor y director mexicano. En el 2011 realizó su primer largometraje de ficción como director, “Ocean Blues”, que le otorgó el premio de Mejor Director en el Festival de Monteria en Colombia. Su segunda película “Dos Veces Tú” fue la función inaugural del FICMY donde obtuvo una mención honorífica.

Ahora presenta su tercera película, un thriller psicológico titulado “El Rey de la Fiesta”, que narra la historia Héctor, un hombre cincuentón que vive una crisis de identidad al darse cuenta de que está aburrido de su trabajo y que su familia apenas lo soporta.

  • Miguel Flatow. Escritor, director y productor mexicano-americano. Estrena en el FICM 2021 su ópera prima “Va por Diego”. Cuenta la historia de Pablo, quien se mete a un torneo de fútbol con el fin de ganar el premio de la competencia y poder pagar las cirugías de su hermano Diego.

  • Javier Espada. Escritor y director español. Ha hecho trabajos documentales sobre el cineasta Luis Buñuel como “Generación: Buñuel, Lorca, Dalí.” Este 2021 Javier presenta su más reciente largometraje “Buñuel, un cineasta surrealista”.

  • Viviana Gómez Echeverry. Guionista, directora de cine y fotografía colombiana. Su filmografía incluye “Trópico exótico”, “Life is sacred” y “Keyla”. Este año trae al FICM su filme más reciente “Caminos de fuego y agua”.

  • Fabrizio Maltese. Escritor, director y fotógrafo de stills italiano. Su trabajo como director documentalista incluye: “California Dreaming”, “Days in the Desert” y “Twenty-Five Palms”. Su nuevo documental “Lost Flowers” es presentado en el FICM 2021.

Mantente conectado en nuestras redes para conocer los detalles de la edición 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia, que compartiremos en cobertura a través de Spotlight.

 

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

Laila Pakalnina: Apreciar la belleza oculta en lo cotidiano.

LAILA PAKALNINA: 

Apreciar la belleza oculta en lo cotidiano. 

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

Desde la invención del cine, hace más de 100 años, este mecanismo tecnológico ha evolucionado dinámicamente y en cierta medida con una voracidad imparable, en donde no solamente hemos visto un avance en la tecnología de soporte, que nos permite reproducir imágenes y sonidos captados desde una concepción ficcional o con un enfoque documental, sino que ha logrado que incluso nosotros como sociedad cambiemos por medio de una intensa popularización y facilidad para registrar nuestra realidad con diferentes fines, que no siempre terminan de ser considerados cine, pero que sí nos han ayudado a repensarle en diferentes aristas de interacción y aplicación.

Esto en cierta manera, nos ha llevado a gestar narrativas canónicas que se centran en el entretenimiento y entendimiento del espectador, por medio de formulas reconocibles que ayudan a que los mensajes sean claros guiando la mirada del público de tal forma que se adopta una posición de control, la cual no es mala, ya que a fin de cuentas ayuda a asegurar el éxito en la interacción obra-espectador. Sin embargo, esto también ha dado pie para que algunos y algunas cineastas se introduzcan para experimentar y tratar de encontrar puntos de inflexión que permitan una reconvención del medio audiovisual, dando como resultado grandes movimientos históricos que han propuesto la idea de dialogar de una manera menos “controlada” con el espectador, haciendo uso de los elementos básicos del discurso fílmico pero con otra intensión.

Hoy en día esas búsquedas han permitido que el cine sea un abanico de posibilidades narrativas y formales en las que podemos reconocer cineastas que se acercan a las formulas clásicas, pero también cineastas que miran con detalle la realidad, invitándonos a adentrarnos a una realidad mediática y ficcional en donde la apreciación de lo cotidiano es capaz de llevarnos a nuevas dimensiones por medio de una premisa básica: sorprenderse desde lo más común.  

Durante la décima edición del Festival de Cine Contemporáneo Black Canvas, se presentó una retrospectiva dedicada a Laila Pakalnina, una cineasta letona quien estudió cine en Moscú y a partir de la década de los noventa se dedicó a mirar a través de su cámara con detenimiento y envidiable atención a aquel mundo que a su alrededor se transformaba debido al colapso de la Unión Soviética, siendo este un motivo primordial para que la cineasta saliera de las grandes urbes para explorar los detalles de los paisajes rurales e industriales que eran pistas sobre ese gran rompimiento que dividió y engendró nuevas cosmovisiones poco exploradas.    

Es brillante que el Festival Black Canvas haya decidido celebrar su primer década incluyendo el arduo y constante trabajo de una cineasta que desde su mirada tan particular ha planteado una recomprensión del cine, como un recurso de registro, pero también con objetivos de exploración que terminan en una propuesta ficcional basada en un lenguaje propio que ha adoptado su complejidad a partir de lo simbólico, lo poético y lo universal que puede llegar a ser. Por medio de una compilación de una veintena de sus películas que ha sido incluida en festivales como el de Cannes, Berlín, Venecia, Roma y Locarno, entre otros, podemos adentrarnos al mundo de Laila Pakalnina desde sus cortometrajes, largometrajes, documentales y ficciones que han formado parte una filmografía que se ensancha con casi 50 producciones en poco más de tres décadas. 

Y es que el cine de Laila Pakalnina no solo se trata de hacer cine de una forma poco convencional, sino la manera en que desde una sensible y encantadora sobriedad abraza la cotidianidad por medio de recursos que la presentan en una constante transformación que se rige desde una férrea idea de abstracción buscando la belleza, incluso en lo más banal de nuestras sociedades, dotándole de una reflexión intrínseca con profundos subtextos.

Hay constantes formales en su obra que nos permiten seguir las pistas de esa exploración, como el uso del sonido y la música para dar una entonación que contrasta con aquellos paisajes que aparentan una realidad inconexa pero que según avanzamos vemos cómo se van construyendo en una panorámica llena de significaciones que nos guían en un mundo tan subjetivo. Otra constante en su obra es la ausencia de diálogos en donde los idiomas se vuelven innecesarios a partir de la universalidad del manejo de las imágenes, en donde crea mosaicos de la vida cotidiana por medio de una yuxtaposición que nos deja ver sus bases formalistas en donde nunca pierden la curiosidad para mostrar con gran proyección estética hasta lo más grotesco. Sin embargo, considero que lo más valioso de su cine es la fuerza con la que cada una de sus películas explora un espacio concreto, un tiempo preciso, un ser humano contextualizado y ligado a sus alrededores por medio de narraciones abiertas, que como la vida misma no tienen un comienzo ni un final claro, tomándolo como pretexto para componen piezas dinámicas en donde permite que de manera orgánica esos elementos habiten sus imágenes con libertad trastocando la realidad sin soltarse de ella.

El cine de Pakalnina es una invitación a observar con detenimiento, a entender que el montaje no solamente une imágenes inconexas, sino que va armando una realidad propiamente que siempre tiene algo que comunicar si nos damos la oportunidad de mirar y escuchar con detenimiento aquello que nos rodea, incluso sin la necesidad de juzgarle, sino por el mero placer de verle cambiar o mantenerse estática ante el paso del tiempo, planteando una reflexión constante sobre lo efímero de las imágenes y de la vida misma. 

Cineastas como ella son imperantes en nuestro reconocimiento cinematográfico, que por medio de su insistencia por adentrarse en la complejidad de la banalidad y lo ordinario lúdicamente, permiten que la vida se expresa sin ataduras y con una compleja relación con la sociedad, que ha adoptado esquemas que parten de la reproductividad infinita dándole un nuevo sentido al cambio y a lo inefable. 



Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

Orpheus: El fin del verano eterno

ORPHEUS: 

El fin del verano

 

 –Por Árbol Rojo

La juventud es el verano de la vida, y también es entendida en la cultura actual como el pináculo de la libertad, el gozo y lo inolvidable. Estos años están marcados por la intensidad de las emociones: un éxtasis de alegría, el momento más feliz que se puede sentir; o una tristeza destructora que no parece ceder. Sea como sea, este verano se siente como el momento más importante, como un presente sin mañana, como el fin del mundo. El cineasta ruso Vadim Kostrov explora justo esto a través de una fórmula inusual.

Para una historia sobre las grandes pasiones e incertidumbres de veinteañeros, el realizador ruso decide presentar lo abrumador desde una de las perspectivas más secas que he visto en el cine. Y para nada lo digo como algo malo. Es muy ingeniosa la decisión de dar tan poco al espectador, porque así le permite llenar los espacios en blanco y crear su propia historia.

Narrativamente, Orpheus es quizás la única película que no sabría describir de qué trata exactamente. A gran escala —y muy probable la única forma de definir este filme— es una historia sobre jóvenes siendo jóvenes. Kostrov borra completamente las líneas entre el documental y la ficción y hace imposible discernir qué aspectos son recreados y cuáles son naturales. Él sigue a Anya, su primer amor, y la graba simplemente viviendo su vida, cortando entre momentos que no se logran asentar en una línea del tiempo.

Vadim quiere ayudar a Anya. Ella se ve aquejada por ansiedad, pero nunca es sabido por qué —ni un solo indicio o pista—. Interiormente Anya siente un remolino de emociones, el baile constante entre el gozo y el dolor, pero para el espectador no hay nada: todo es ajeno. Se trata de una ejemplificación perfecta de cómo la turbulenta juventud luce en el exterior, casi como si el espectador fuera la vida misma —un ente que sólo observa, sin consciencia ni juicios de valor—. 

Y es que así es la vida. El tiempo avanza y las personas cambian, algunos amores mueren y otros renacen. El verano terminará eventualmente para Anya y todo lo que considera como definitivo será en el futuro un mero recuerdo ocasional. El cambio, sin embargo, no es drástico. Kostrov filma a Anya siguiendo sus pasiones de música y viviendo en una nueva relación amorosa. La intimidad y, paradójicamente, el desapego que nutren esta película hace evidente que se trata de una carta por parte del cineasta para su querida Anya, con la intención de darle un espacio para ser y ayudarla a ver más allá de su envolvente realidad… un espacio para crecer.

Orfeo, en la mitología griega, gozaba del talento musical; con sus cantos era capaz de alegrar hasta lo inanimado. Este filme se siente como la canción de Vadim a Anya, o también como el viaje al Inframundo que Orfeo hizo para salvar el alma de su amada Eurídice. El mito acaba en tragedia, pero Kostrov está extendiéndole a Anya una súplica para que no se permita a sí misma terminar como una Eurídice.

Considerando todo esto, podría sentir que me estoy entrometiendo en un cuento personal que no me pertenece, pero afortunadamente Vadim permite que todos los que somos o fuimos jóvenes podamos vernos en el lugar de Anya. Cantar, ver una película, ir a una fiesta, platicar con un amigo… cosas tan banales que el director se hace cargo de llenar de relevancia y persistencia; una falsa trascendencia como en esos años joviales.

La espiral de emociones que agobia en el verano de la vida, aunque muy válida, no es razón para anclarse en la cola del efímero tiempo. Y a pesar de que la tesis del director ruso es una de “nada importa al fin y al cabo”, no refleja ninguna conducta pesimista. Es, al contrario, una aceptación de que el dolor y la alegría vendrán por temporadas; es fútil y limitante entenderlos como una experiencia eterna.

Tan árido y lleno de potencial significado, Orpheus puede ser interpretado de infinitas maneras. Ésta es simplemente la lectura de este autor, y aunque admito que la sequedad con la que Vadim Kostrov filma su historia puede ser tedioso por momentos, el poder del largometraje se manifiesta en momentos posteriores de reflexión. Un secreto susurrado entre dos personas y, alternativamente, un retrato en blanco para que todos pinten, Orpheus es un proyecto que apela a toda persona que ha conocido el Sol y la Luna del verano de la juventud.

Como Julio Cortázar escribió: “Siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada. Vives de esperanzas, pero no sabes ni qué esperas.”

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

El FICM 2021 anuncia su programación

El FICM anuncia su programación

 – Por Árbol Rojo

El Festival Internacional de Cine de Morelia anunció ayer 5 de octubre su programación completa, incluyendo las 99 películas que conformarán la competencia de la 19ª edición, de las cuales, cabe destacar, el 40% fueron dirigidas por mujeres:

El FICM comenzará el 27 de octubre y terminará el 1 de noviembre. Se llevará a cabo en un modelo híbrido con funciones presenciales en Cinépolis Morelia Centro, Cinépolis Las Américas, Teatro Mariano Matamoros y el Centro Cultural Universitario, y funciones virtuales en Cinépolis Klic, Canal 22 y FilminLatino. Dentro de su competencia de largometraje mexicano encontramos:

El jurado del festival estará conformado por: Volker Schlöndorff, aclamado realizador; Philippe Claudel, reconocido escritor y realizador; Mark Cousins, aclamado realizador e historiador de cine; Sadie Tillery, directora artística del Full Frame Documentary Film Festival; Tatiana Huezo, reconocida realizadora mexicana; Ehsan Khoshbakht, realizador y codirector de Il Cinema Ritrovato; Elizabeth Lo, multipremiada realizadora; Clementine Dramani Issifou, integrante del comité de selección de la Semana de la Crítica de Cannes; Luna Marán, reconocida realizadora mexicana; José Rodríguez, integrante del comité de programación del Festival de Tribeca; Manuel Elías López Monroy, director de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC); y Paula Amor, Directora General de La Corriente del Golfo.

La película Annette de Léos Carax se proyectará en la Ceremonia de Inauguración durante la noche del 27 de octubre en el Teatro Mariano Matamoros, con la presencia del realizador francés y el productor mexicano Julio Chavezmontes. Ghostbusters: El legado, del director Jason Reitmen y el productor Ivan Reitman, será la función de clausura el 1 de noviembre en el Teatro Mariano Matamoros, con la presencia del director.

La lista de invitados es numerosa: Lorenzo Vigas, que presentará “La Caja”; Apichatpong Weerasethakul, que presentará su película “Memoria”; Michel Franco, que presentará “Sundown”; Teodora Mihai, que presentará “La Civil”, película premiada en el pasado Festival de Cannes; Tatiana Huezo, que presentará la multipremiada “Noche de fuego”; Miguel Flatow, que estrenará su película “Va por Diego”; Chisco Laresgoiti, que presentará “Días negros”; Salomón Askenazi, que presentará “El rey de la fiesta”; Javier Espada, que presentará su nuevo documental estrenado en el Festival de Cannes, “Buñuel un cineasta surrealista”; Viviana Gómez Echeverry, realizadora colombiana que presentará “Entre fuego y agua”; y Fabrizio Maltese, que presentará su documental “Lost Flowers”.

Te compartimos los títulos que conforman la programación del 19 FICM.

GALA DE INAUGURACIÓN

Annette, de Léos Carax

GALA DE CLAUSURA

Ghostbusters Afterlife, de Jason Reitman

GRAN GALA

  1. La caja, de Lorenzo Vigas

PREMIERS

  1. La civil, de Teodora Ana Mihai
  2. Memoria, de Apichatpong Weerasethakul

ESTRENOS NACIONALES

  1. Días negros, de Chisco Laresgoiti
  2. El rey de la fiesta, de Salomón Askenazi
  3. Va por Diego, de Miguel Flatow

ESTRENOS INTERNACIONALES

Ficción

  1. La abuela, de Paco Plaza
  2. Bergman Island, de Mia Hansen-Løve
  3. El contador de cartas | The Card Counter, de Paul Schrader
  4. La mano de Dios | È stata la mano di Dio, de Paolo Sorrentino
  5. La crónica francesa | The French Dispatch of the Liberty, Kansas Evening Sun, de Wes Anderson
  6. Happening, de Audrey Diwan, ganadora del León de Oro en el pasado Festival de Venecia
  7. Jockey, de Clint Bentley
  8. Rey Richard: Una familia ganadora | King Richard, de Reinaldo Marcus Green
  9. En un lugar salvaje | Land, de Robin Wright
  10. Misterio en Soho | Last Night in Soho, de Edgar Wright
  11. The Lost Daughter, de Maggie Gyllenhaal
  12. El poder del perro | The Power of the Dog, de Jane Campion
  13. Sundown, de Michel Franco
  14. Titane, de Julia Ducournau, ganadora de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes
  15. Todos vamos a la Feria Mundial | We’re All Going to the World’s Fair, de Jane Schoenbrun
  16. Co-pilot | Die Welt wird eine andere sein, de Anne Zohra Berrached, con el apoyo del Goethe-Institut Mexiko, película que formará parte de la Semana del Cine Alemán en México

Documental

  1. Becoming Cousteau, de Liz Garbus
  2. Buñuel, un cineasta surrealista, de Javier Espada
  3. Entre fuego y agua, de Viviana Gómez Echeverry y Anton Wenzel
  4. Lost Flowers | I Fiori Persi, de Fabrizio Maltese
  5. The Lost Leonardo, de Andreas Koefoed
  6. Soy cubana, de Jeremy Ungar e Ivaylo Getov
  7. Los hermanos Sparks | The Sparks Brothers, de Edgar Wright
  8. Las tormentas de Jeremy Thomas | The Storms of Jeremy Thomas, de Mark Cousins
  9. La historia del cine: una nueva generación | The Story of Film: A New Generation, de Mark Cousins
  10. Stray, de Elizabeth Lo
  11. Un blues para Teherán, de Javier Tolentino
  12. Who We Are: A Chronicle of Racism in America, de Emily Kunstler y Sarah Kunstler

FORO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Largometrajes

  1. Nudo mixteco, de Ángeles Cruz (Mixteco)
  2. Hope, Soledad, de Yolanda Cruz (Chatino)
  3. Vaychiletik, de Juan Javier Pérez (Tsotsil)
  4. Pobo’tzu’ / Noche blanca, de Tania Ximena Ruiz y Yollotl Alvarado (Zoque)

Cortometrajes

  1. La espera, de Celina Yunuen Manuel (Purépecha)
  2. Koo / Serpiente, de Nicolás Rojas Sánchez (Mixteco)
  3. Marku Irekani / Vivir juntos, de Rosalba López y Daniel Isidoro Morales (Purépecha)
  4. Nixíí / Bastón de mando, de José Luis Matías Alonso (Tlapaneco)
  5. Somos de la tierra, de Ricardo Villanueva (Akateko maya)
  6. Tsihueri, el que fue valiente, de Yunuen Torres Asencio (Purépecha)

60ª SEMANA DE LA CRÍTICA

  1. Amparo, de Simón Mesa Soto
  2. Feathers, de Omar El Zohairy
  3. The Gravedigger’s Wife, de Khadar Ayderus Ahmed
  4. Libertad, de Clara Roquet
  5. Olga, de Elie Grappe
  6. Piccolo Corpo, de Laura Samani
  7. Rien à foutre, de Julie Lecoustre y Emmanuel Marre.

SECCIÓN DE LARGOMETRAJE MEXICANO

  1. 50 o Dos ballenas se encuentran en la playa, de Jorge Cuchí
  2. El camino de Sol, de Claudia Sainte-Luce
  3. Estación Catorce, de Diana Cardozo
  4. Hope, Soledad, de Yolanda Cruz
  5. El hoyo en la cerca, de Joaquín del Paso
  6. Los minutos negros, de Mario Muñoz
  7. Nudo mixteco, de Ángeles Cruz
  8. El otro Tom, de Rodrigo Plá y Laura Santullo
  9. Una película de policías, de Alonso Ruizpalacios
  10. Travesías | Sergio Flores Thorija.

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

Only the Winds: Un mosaico narrativo de la realidad

ONLY THE WINDS: 

Un mosaico narrativo de la sociedad.

 

 –Por Mauricio Orozco 
@eralvy

 

Las narrativas cinematográficas contemporáneas han encontrado gran espacio de interacción con la realidad a partir de una clara popularización actual de la Meta narrativa (El cine que habla del cine), y es que esa búsqueda de rompimiento de las fronteras entre el documental y la ficción no es nada nuevo, pero evidentemente las y los creadores han encontrado un método para interactuar empíricamente con la verdad, sin necesariamente plantear una realidad completamente “real”.

Esta tendencia no solamente ha permitido que las y los cineastas desarrollen narrativas que rompen los límites entre lo real y lo ficticio, sino que ayuda a que el espectador genere una interacción en donde se le puede ver reflejado, pero que en todo momento se le está haciendo un amable recordatorio para que no olvide que se trata de un vehículo ficticio que solamente está abriendo una ventana para asomarnos a una realidad, que desgraciadamente es más cruda y menos poética que la cinematográfica.  

“Only the Winds” es el primer largometraje del director Karim Kassem, originario del Líbano, pero que ha residido desde hace una década en los Estados Unidos, y que trabaja entre ambas ciudades, utilizando su experiencia personal y su visión tanto de local como de foráneo para alimentar las narrativas de sus trabajos en cortometraje, y en sus más recientes producciones en largometraje. Y es que aunque pareciera que la película es un documental en donde su posición como director sobre pasa la ficción, según vamos avanzando en la historia, nos vamos dando cuenta que eso que aparenta ser un documental, es una mezcla que utiliza la realidad como base para crear un mosaico narrativo en donde deja clara su revisión de la sociedad contemporánea en Beirut, en donde su cámara funciona como guía, pero también como catalizador para darle voz a la decena de voces que habitan frente a su lente. 

Este relato toma además una fuerza poética muy potente cuando el director se presenta como el personaje principal de esta historia, en donde nos asegura desde el inicio su deseo por rodar su nueva película, pero en donde también introduce una enfermedad visual que sufre y por la que debe tener una cirugía en ambos ojos, obligándole a estar parchado sin posibilidad de usar su vista en el proceso de grabación. Dando su confianza absoluta a la mirada de la cámara y a la gente que lo ayuda y acompaña en la búsqueda de esta historía que en momentos llega a una exploración filosófica y casi metafísica que se desprende de las relaciones interpersonales. Con este acto que obliga al director a obviar el uso de su mirada, se desarrolla una bellísima propuesta que lo lleva a contemplar desde la escucha a su alrededor, encontrando canales de interacción con aquellos que justamente son los menos escuchados, las voces que no cuentan con un apoyo y que por lo mismo viven marginados ante las sombras.   

Este ejercicio audiovisual es una de las más grandes apuestas que he tenido el gusto de ver en los últimos años, en donde el director casi utiliza el audiovisual como medio de registro y su persona como un objeto performátivo con el cual se introduce a un sin fin de preguntas que cuestionan el estado socio cultural de su ciudad de origen, y de la realidad global; abriendo canales para que su búsqueda sea el pretexto para experimentar la recepción de los sentidos de manera empírica, pero sin encontrar todas las respuestas a esas preguntas, pero sí dejando un planteamiento claro y potente sobre la mesa. 

 

“Only the wind” se presentó en la más reciente edición del Festival International de Cine de Rotterdam, y es parte de la selección “Nuevo horizonte” en la quinta edición del Festival de Cine Contemporáneo Black Canvas.

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes
Categorías
Notas

¿Qué hago en este mundo tan visual?: Un cuestionamiento a los sentidos

¿QUÉ HAGO EN UN MUNDO TAN VISUAL? 

Un cuestionamiento a los sentidos

 –Por Mauricio Orozco 
@eralvy

 

¿Cuántas veces nos detenemos a pensar en las condiciones con las que accedemos al mundo a través de nuestros sentidos? ¿Qué pasa cuando nuestros sentidos cambian sus características y debemos adaptarnos a nuevas realidades? 

Este tipo de preguntas son a las que nos introduce Manuel Embalse en su documental “¿Qué hago en este mundo tan visual?”, en donde nos presenta al artista multidisciplinar Zezé Fassmor, quien hace 10 años perdió la vista a causa de un golpe que le desprendió la retina y que degeneró en una enfermedad dejándolo con una ceguera total donde asegura solo puede reconocer manchas de luz y destellos. 

Una historia que en lugar de montarse en un aparatoso armatoste narrativo que nos lleve a través de su historia, el director decide que Zezé sea quien nos cuente su historia en primera persona, siguiéndole entre las dificultades a las que se enfrenta, pero también sensibilizándonos a partir de los mecanismos que ha desarrollado para apreciar el mundo desde el resto de sus sentidos, generando imágenes que aunque no pueda ver, entiende que están ahí y aprecia su valor, incluso estético. 

La historia de Zezé y la manera en que interactúa con el mundo se adaptan gracias al manejo de un montaje dinámico, que nos presenta a su personaje en una revisión integral mostrándonos la forma en que su sensibilidad le ha permitido encontrar la belleza y plasmarla a partir de su creatividad. El director juega y se aprovecha de esto incluyendo una mezcla de técnicas que van desde el recopilado de videos grabados desde la cámara de Zezé, juega entre los sistemas de asistencia de su iPhone, se expresa haciendo referencia a las notificaciones de las redes sociales y manipula el sonido para guiarnos en un refrescante juego sensorial que hacen de este documental una experiencia interactiva. Hay dos momentos de la cinta que sobresalen por la gran carga de sensoriarilidad en la apreciación y la contemplación del mundo desde la concepción propia de Zezé. La primera es cuando visita las cascadas de Iguazú, en un viaje que va descubriendo a partir de las descripciones, los sonidos y los impulsos que van armando un imaginario en el que nuestro personaje se nota pleno. Y el segundo momento es cuando el personaje está bailando en una cancha vacía a un ritmo que no sigue patrones sino que irradia una libertad total a partir de sus movimientos sin ataduras que se extienden hasta su bastón de asistencia que agita con efusividad al ritmo de la música que solamente él escucha en sus auriculares personales. 

“¿Qué hago en este mundo tan visual?” No solamente es una invitación a repensar nuestro entorno cuando nos hace falta un sentido, sino que se expande y propone una pregunta mucho más amplia que nos hace vislumbrar cuánto dependemos de la mirada en un mundo que ha capitalizado desde las imágenes más banales y comunes hasta las imágenes más elaboradas, por medio de una necesidad por estar siempre con los ojos al servicio de las millones de opciones que nos bombardean en el día a día, y que de alguna manera nos hemos confiado demasiado, ofreciéndonos a las imágenes con una fe ciega que permea en esa interpretación de la realidad, sin desarrollar un cuestionamiento profundo sobre la cercanía y el uso de esas imágenes con nuestra realidad propiamente. 

Esta cinta de manera muy simple se acerca para ejemplificar con mucha emotividad aquel concepto de “La modernidad líquida” propuesto por el filósofo Zigmunt Bauman, en donde planteaba que las sociedades contemporáneas nos hemos vuelto cambiantes, flexibles y adaptables, articulando esta metáfora de lo “líquido” como una capacidad que hemos desarrollado para desprendernos de las ataduras del tiempo y el espacio rompiendo lo establecido y buscando una evolución, que como hemos visto en las últimas dos décadas, la tendencia nos lleva a un mundo en donde las imágenes están presentes, pero ya no nos permitimos apreciarlas detenidamente, sino tratar de generar una versión virtual de ese momento o situación pasajera por medio de una fotografía, una historia, un tuit o hasta un meme, obviando la necesidad de la veracidad.

Este documental argentino se desarrolla con soltura ante las propuestas que rompen los límites y que fomentan un cuestionamiento a los cánones narrativos en el cine, por medio de una búsqueda de nuevas formas para generar una performatividad que no se detenga ante los límites de la imagen ni los del sonido. Es parte de la sección “Luz de día, noches de neón” de la quinta edición del Festival de Cine Contemporáneo Black Canvas. 

Comparte nuestra nota a través de:

Síguenos en nuestras redes