– por Joshua Solana

Adaptación de la novela gráfica homónima de Sara Varón, Mi amigo Robot es una película española de animación que cuenta la agridulce historia de Dog, un perro solitario que encontrará compañía en un simpático robot con el cual compartirá los días de verano en la ciudad de Nueva York de los años ochenta.

Sara Varón, la creadora e ilustradora de la novela gráfica en la que se basa la película, ha declarado que se siente incómoda al dibujar humanos, que le resulta más cómodo y fácil inclinarse a dibujar criaturas y es por esto por lo que en el universo de la película los humanos no tienen cabida, sino que el Nueva York ochentero que nos ofrece el director Pablo Berger, está plagado de animales antropomórficos y robots que se venden a través de infomerciales. Es en uno de estos infomerciales en el que nuestro solitario protagonista conoce al que será su nuevo amigo de hojalata. Pronto, Robot va aprendiendo de su compañero y descubre las calles de la ciudad junto a él. Desde un viaje en metro hasta patinar al ritmo de September de Earth, Wind & Fire, la amistad que nuestros protagonistas desarrollan va colmando de colores y contrastando con la solitaria vida que tenía Dog antes de conocer a su amigo.

La amistad que desarrollan Dog y Robot, va colmando de colores la vida de ambos.

La película destaca por su calidez y simpleza, todo dentro del universo planteado por Berger está enfocado en ello, pues desde la colorida animación 2D, la decisión de prescindir de diálogos y el acompañamiento tan natural que tiene la música de Alfonso de Vilallonga, los espectadores nos vamos familiarizando con los protagonistas y sus motivaciones. Todos alguna vez hemos sido Dog caminando por las calles de la ciudad sintiéndonos extranjeros y solitarios, pero también hemos sido Robot, conociendo el mundo a través de los ojos del que nos acompaña. Y si el primer acto de la historia sirve para alegrarnos el corazón al ver la hermosa amistad que forman los protagonistas, ya el segundo acto — como la vida — se encargará de complicar las cosas, pues debido a un accidente, Robot y Dog deberán separarse con la esperanza de volver a encontrarse.

Robot y Dog tendrán que avanzar en separado mientras se encuentran con otros animales y robots con los que conectarán en mayor o menor medida, explorando los vínculos y las conexiones que compartimos entre seres humanos. Me parece acertado el uso de animales y robots, pues siguiendo la simpleza con la que la película se desarrolla, es mucho más sencillo empatizar con ellos sin impartir juicios de ninguna índole. Y es que sin género definido, la relación creada por los protagonistas podría ser la de una pareja, la de una amistad o la de una hermandad y al final de cuentas ser todas ellas y muchas más, tan solo por ser la historia de dos personas/animales/robots dispuestos a compartir un momento de su vida.

Mi amigo robot es una cálida y nostálgica historia que, al ritmo de September, hará vibrar a todo aquel que la vea, desde la punta de los pies hasta las fibras del corazón.

Mi amigo robot te hará vibrar.

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