Bajo un definición general del término, entendemos — justicia — como una convención universal de criterios, principalmente, morales y éticos para generar una interacción interpersonal equitativa. Sin embargo, este concepto cambia su acepción cuando es replanteado desde una visión religiosa, en donde por lo menos desde el cristianismo, la justicia de Dios consta en la benevolencia para la salvación, y la justicia del hombre se podría resumir como una fidelidad total a la autoridad divina.
Brasil es un país conocido por su gran cantidad de feligreses y seguidores del cristianismo en sus diferentes divisiones. Es una nación que tiene un alto nivel de conservadurismo que ha permeado incluso en la clase política, apoyando discursos de odio que atentan contra la diversidad y los derechos humanos, fomentando la división social y dandole poder a fanáticos que se creen capaces de “aplicar la justicia por su cuenta”.
En 2019 toma la presidencia Jair Bolsonaro, un conservador extremista que ha llevado el país a un retroceso en cuestiones de medio ambiente, diversidad, salud, economía y derechos humanos, entre otras cosas. Tanto él como la mayoría de los miembros del poder legislativo y el poder judicial se identifican como miembros de la iglesia evangelista con una visión catalogada como extremista. Lo que generó que solamente durante el 2019 se hayan permitido más de 200 ataques neofascistas contra mujeres por grupos de ultraderecha que buscaban la justicia golpeando, mutilando o matando personas que salían del parámetro de lo “correcto”. Incluso estas conductas de agresión han llegado tan lejos, que desde el 2015 la Iglesia Universal del Reino de Dios creó el ejercito fundamentalista, mejor conocidos como “Los gladiadores del altar” conformado por miles de jóvenes reclutados para patrullar las calles ejerciendo la justicia desde los parámetros morales, sin que la autoridad haga algo al respecto.
Anita Rocha de Silveira con preocupación se acerca a esta realidad para generar una pieza audiovisual que entremezcla el terror psicológico, la crudeza de la violencia y la sátira por medio de la comedia musical. “Medusa” (2021) es su segundo largometraje, en donde cuenta la historia de un grupo de mujeres pertenecientes a una congregación católica, quienes están obsesionadas con la belleza, las redes sociales, la opinión de los demás, casarse y hacer justicia por su propia mano, agrediendo a mujeres “libertinas” por las noches.