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Madres paralelas

Madres Paralelas :

La deconstrucción de las conexiones

 – Por Árbol Rojo.

Dos personas que terminan conectadas por ser compañeras de parto, una mujer madura, y una joven adolescente. De esto va la nueva película del director español Pedro Almodóvar (Volver, Dolor y Gloria) quien da un significado nuevo a lo que es ser madre. 

La historia es mucho más compleja que una narración de dos mujeres que han decidido por mano propia ser madres solteras, aún sin importar las circunstancias. Janis (Penélope Cruz), al ser una fotógrafa exitosa tiene todas las comodidades, una niñera y alguien que le ayuda en la casa, mientras intenta desenterrar los restos de sus abuelos en su pueblo natal, asesinados en la Guerra Civil Española, buscando acabar con ese dolor prolongado de su pasado. Por otro lado, Ana (Milena Smit) una adolescente que vive en una familia rota por los estigmas y la marginación social. Su padre y madre están separados, turnando la responsabilidad de criar y cuidar a su hija única, hasta que queda embarazada, alejando a su padre y dejándola sola con su madre, quien intenta hacerse cargo de ella. 

Es sumamente intrigante cómo el personaje de Janis busca lo mejor para su hija y la relación que tiene con Ana, pero las relaciones tienen fracturas, y repentinamente se quiebran. El quiebre de ellas resulta casi incomprensible, al menos para Ana, pero para Janis la historia es completamente distinta. El secreto que la carcome es tan duro y fuerte que ni ella misma siquiera sabe si puede decirlo en voz alta. 

De este repentino quiebre la sacará Arturo, el paleontólogo forense que es el padre de Cecilia, la hija de Janis. Arturo (Israel Elejalde) no es un antagonista pero su toma de decisiones no es completamente correcta, lo cual no hace dudar de sus capacidades durante todo el film. Un hombre casado con una esposa enferma y ahora padre de la niña de su amante. Todas estas acciones llevan al personaje a ponerse en una situación que lo hace ver machista e irresponsable, sobre todo, cuando la fotógrafa se aparta de su vida por la supuesta idea de que la niña no es hija de Arturo. A pesar de todo esto, ambos logran mantenerse profesionales, siendo él quien le ayuda y gestiona la exhumación de los cadáveres de la fosa, en donde se presume que yace el abuelo de Janis.

Ana al igual que Janis, tiene una historia con quién es el supuesto padre de su hija. Así nos enteramos cómo Ana cayó rendida ante un chico que le gustaba, como los amigos de éste grabaron el video y la obligaron a hacerle lo mismo a ellos para que no publicarán la grabación. Fue de esa forma como Ana quedó embarazada, por chantaje y por violación. Un tema que hoy en día sigue latente. 

Madres paralelas es una película que mezcla los géneros entre melodrama y el sainete para contarnos la historia de una pareja que a pesar de lo complicada que pudo ser esa relación se supo llevar adelante. 

Se siente extraña esa conexión desde el principio. Como una mujer, como Janis y como una adolescente tan joven. El film nos recalca que sin importar de dónde vengamos, el futuro puede unir hasta lo que no parecía probable. Juntas atravesando problemas, superando la adversidad de cada día ante el mundo que las rodea, el estigma e incluso las repercusiones de ser mujeres.

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Licorice Pizza: La ilusión ante el recuerdo de un amor

LICORICE PIZZA :

La ilusión ante el recuerdo de un amor

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

Hablar del amor siempre es una base para desarrollar narraciones que tratan de reflexionar a partir de uno de los temas más recurrentes para la humanidad. Estas exploraciones nos han ayudado a entender la complejidad de dicho concepto, y nos han mostrado que además sería imposible hablar de este tema sin acercarnos al deseo, desde sus distintas variaciones, y a la seducción como motor de éste. Sin embargo, cuando pensamos en el amor en el cine, normalmente caemos ante las romantizaciones más burdas que nos han instruido sobre este sentimiento como un ideal, sin dejarnos acercarnos con detalle ante lo catastrófico que puede ser el ritual de enamoramiento.  

Licorice Pizza (2021), la más reciente película escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson, enmarca una historia cotidiana y honesta de amor juvenil que se enfoca en los tropiezos del ritual de enamoramiento entre Alana y Gary, dos jóvenes guiados por la seducción y el deseo. Sin embargo surge un impedimento que plantea una limitación moral entre ellos, debido a la diferencia de edad, que genera una imposibilidad a que se concrete una relación, lo cual dará pie para desarrollar el camino que deberán sortear hacía la madurez que les permita estar juntos. Esta historia, además, se sitúa desde la memoria y el imaginario del pasado, donde por medio de la sutileza de su puesta en escena y vívidas ambientaciones, nos transporta al Valle de San Fernando, California durante la década de los setentas, pero no para abrazarse de la nostalgia como mero ejercicio estético, sino para transformarle en un espacio lúdico en donde el pasado se forja como un espacio fantástico para recordar e imaginar aquello que pudo ser, para ficcionar sin melancolizar. 

Anderson desarrolla una narración con una aparente espontaneidad y simpleza que simulara no tener una guía clara o un gran desarrollo, aprovechando esta característica para evitar las complicaciones y partir de esa sencillez entrelazando la historia de Alana y Gary con subtramas que fungen como complemento y contraste frente al desarrollo de su relación. En esas subtramas que se presentan como una antología de anécdotas transversales, Anderson aprovecha para hacer un acercamiento meta-cinematográfico a Hollywood, en donde no busca enaltecer o embellecer desde los excesos, sino que lo toma como oportunidad para mofarse de la solemnidad y el aura que comúnmente vemos sobre el mundo cinematográfico estadounidense.

En ese sentido entendemos que después de una pausa, Paul Thomas Anderson vuelve a California, dejando atrás la elegancia y refinación del mundo de Reynold Woodcock en Phantom Thread (2017), y retoma el ambiente californiano desde lo catastrófico de “Doc” Sportello en Inherente Vice (2014), lo irreverente de Eddie Adams en Boogie Nights (1997), sumando lo pasional y desenfrenado de Barry Egan en Punch-Drunk Love (2002). Usándolo como pretexto para crear una narración con tintes autobiográficos y multi-referenciales que retoman la búsqueda del director por armar una cartografía de su natal California, como lo hemos visto en gran parte de su filmografía.

En realidad pareciera que Anderson busca que esta pieza sea más metalingüística que biográfica. Comenzando por la selección de su cast en donde decide que Alana sea encarnada por Alana Haim, integrante de la banda “Haim”, con quien ha colaborado en varias ocasiones en la realización de videoclips para su banda, y en el papel de Gary a Cooper Hoffman, hijo del fallecido actor Philip Seymour Hoffman, quien fuera constante colaborador y amigo cercano del director. Igualmente vemos como el director decide que el cine hable desde el cine, que sea Hollywood quien personifique a Hollywood por medio de la incorporación de caras conocidas como la de Sean Penn, Bradley Cooper, Tom Waits, Ben Safdie, Mary Elizabeth Ellis, John C. Reilly y Maya Rudolph quienes dan vida a personajes que parten de una referencia directa a personas del showbiz durante la época, tales como Lucille Ball, William Holden, Mark Robson, Joel Wachs y Jon Peters, quienes sirven como base para la creación de caricaturizaciones abstractas, cada una desconectada de la realidad a su manera.

Así mismo podemos notar guiños a filmes que mantienen rasgos narrativos y estéticos que abren puentes con cintas como Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese o The Graduated (1967) de Mike Nichols. Y de la misma manera, vemos gestos auto-referenciales a trabajos previos del director; a partir de los retratos fotográficos con que inicia la película, que nos remiten a la actividad principal de Freddie Quell en The Master (2012), el spot para la campaña del aspirante a alcalde con una estética y formato que nos recuerdan las grabaciones para adultos de Boogie Nights (1997), los planos cerrados ante un beso esperado, los paneos a toda velocidad siguiendo a los personajes quienes corren en contraluz con los aparadores iluminados con luces neon o la tienda de venta de camas de agua que tiene el personaje de Gary Valentine, haciendo un hermoso homenaje a su padre como Deam Trumbell, el vendedor de colchones en Punch-Drunk Love (2002).  

La película es un homenaje en muchos niveles, es una forma en que el director no solo presenta su amor a su geografía natal, a su obra, al cine que le ha formado, pero también a las anécdotas personales que surgen desde la cotidianidad juvenil, conectando con las búsquedas naturales que todos tenemos en busca de nuestra identidad, nuestros lazos sociales o amorosos que surgen sin importar el contexto.

La fotografía es uno de los elementos técnicos con los que Anderson más ha experimentado a lo largo de su obra, encontrando la practicidad en los movimientos simples, la belleza e intimidad del plano cercano y la potencia narrativa de recursos más elaborados como el plano secuencia, en donde gracias al milimétrico manejo de las acciones, el tiempo, la luz, las sombras, el color y los movimientos se denota el control y la elegancia que ya sean vuelto tan característicos de su cine. Siendo este uno de los elementos que demuestran la destreza y libertad para articular una relación fluida desde ese primer diálogo entre Alana y Gary en donde se establece el tono con el que la cámara contribuirá a la fantasía de sentirse inmerso junto a los personajes. 

Licorice Pizza es un bellísimo recordatorio de cómo el amor y sus claroscuros son parte fundamental de la vida y cómo incluso punzando y confrontando con ideas que ante la mirada actual podrían ser consideradas inadecuadas, racistas u homófobas, se demuestra que el pasado y su misticismo es un campo perfecto para dialogar y reflexionar sobre el presente. Una película que más que buscar contarnos algo, busca hacernos sentir la experiencia ajena.   

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El Prófugo

EL PRÓFUGO

 – Por Samuel Sánchez.

Se dice que las pesadillas son una manifestación de nuestro subconsciente, una representación de nuestras inquietudes más profundas. ¿Pero qué ocurre cuando las pesadillas se convierten en realidad? El Prófugo (2022) es el largometraje argentino seleccionado para representar a Argentina en la categoría de Mejor Película Extranjera en los premios Oscar de 2022. La historia busca cuestionar al público de conocer si se encuentra viendo el mundo terrenal del personaje o todo las acciones plasmadas a cuadro, son un espacio onírico.   

La narrativa comienza con Inés (Erica Rivas) una actriz de doblaje y cantante de ópera que está a punto de viajar con su pareja Leopoldo (Daniel Hendler) a lo que promete ser unas gratificantes y relajantes vacaciones. En el transcurso del viaje Inés se percata que su pareja no es lo que ella creía, sus vacaciones se tornan en un constante estrés que no puede tolerar más. Llega la noche y en sueños Inés busca comunicarse con alguien, Leopoldo despierta a Inés y le exige que le diga con quién hablaba en su sueños; Inés solo le puede responder que tiene un sueño recurrente donde alguien quiere contactarse con ella, sin embargo, no puede distinguir con claridad quién es esa persona, pero de manera esporádica ocurre un evento traumático que cambia el rumbo de la pareja y es así que Inés comienza a plantearse la hipotética de creer que alguien la está acechando.

Pasa el tiempo e Inés vuelve a su realidad, continúa prestando su voz para el doblaje de películas japonesas al español y canta en el coro, pero paulatinamente su garganta comienza a irritarse y no le permite proyectar la voz como ella siempre lo ha hecho. 

Inés comienza a vivir acontecimientos paranormales, la duda se plasma en su interior y siente que no logra comprender cuál es la realidad y donde inicia lo imaginario. No obstante debe permanecer alerta en todo momento debido a la sensación de correr peligro de algo que no logra ver. Es así que en el estudio de grabación, Inés gracias a una mujer mayor a ella,  entiende el término de “Prófugos” y reconoce que su vida corre peligro al saber que hay seres que provienen de sus sueños y tienen como propósito consumirla.

Un concepto creado en el ámbito sobrenatural que es llevado por el suspenso, el planteamiento que todo “prófugo” puede ser liberado por medio de la voz y este apoderarse de la mente del portador.

La película genera un ambiente de incertidumbre donde llegamos a considerar que el personaje principal no tiene escapatoria y será consumido en un trágico destino. Al ir avanzando la trama comenzamos a dudar si todo lo que ocurre en realidad es un hecho tangible o es una alucinación que busca desorientar al personaje, la constante duda si enfrenta a espíritus o monstruos. Los acontecimientos arrojan la incógnita si las personas que rodean a Inés pueden ser o no Prófugos, es ahí cuando el salto de encuadres figura como un método efectivo para propiciar la idea que todo lo que ve Inés es una alucinación creada por estas criaturas que quieren salir de su cuerpo. La tensión aumenta con cada decisión que toma Inés, un frenesí de emociones controla la atmósfera para concluir con la incertidumbre de no saber si Inés logrará salvar su vida.

La directora Natalia Meta logra sembrar paulatinamente dudas a lo largo del arco narrativo, donde se cuestiona si todo lo que acontece en la trama es verídico o nos encontramos ante una persona que ha sido manipulada por entes que buscan ser liberados de una prisión paranormal a través de su voz. Desde su inicio la directora crea una atmósfera de suspenso psicológico en donde todo momento nos arroja pistas de lo que puede llegar a ocurrirle al personaje, sin embargo, al momento de conocer la verdad, nos encontramos ante una incertidumbre de cómo Inés logrará escapar a dicha manifestación de lo paranormal que está dentro de su cuerpo. 

Siendo una adaptación de la novela de C.E. Feiling, el punto de vista que maneja es el terror al identificar cómo una fuerza invisible tiene posibilidades de atormentar al portador, controlar su mente y evocar la desesperación por acabar con su tortura, permitiendo ser poseída.  

El largometraje a pesar de contar con ciertos momentos lentos en el guion, cumple con la sutil finalidad de dejar al público adivinando entre la idea si el personaje sufre un trastorno mental o en realidad fue controlada por un ente sobrenatural. Una impecable actuación por parte de Erica Rivas acompañada de un diseño de sonido perfectamente trabajado que sumerge en su totalidad a esta atmósfera de terror y horror. El prófugo es un claro ejemplo de cómo Argentina tiene la capacidad de contar historias de suspenso sin la necesidad de utilizar un gran presupuesto, ni música que provoque una sensación de pánico antes de presentar al monstruo.

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La médium, Entre el chamanismo y lo psíquico

La médium :

Entre el chamanismo y lo psíquico

 – Por Árbol Rojo.

La historia del bien contra el mal se ha contado de muchas formas, lo cual es más común que el bien gane, pero en esta ocasión hablaremos de una historia en la que el mal triunfa. La medium (2021), una película de origen tailandés la cual es una mezcla entre los géneros de terror y falso documental. Este largometraje narra la vida de una chamán llamada Nim Tonvali y su familia, ella asegura estar poseída por la diosa Ba yan, quién protege a los enfermos que tienen dolencias espirituales. Ba yan, solo posee a las mujeres de la familia Tonvali y todo indica que quién la rechaza tiene graves consecuencias. 

Para el mundo exterior una chamán no conlleva mucho significado, más en Tailandia en el área de Isan los ritos y ceremonias van más allá de la comprensión humana. 

La película se centra en tratar de entender a una deidad simbólica, que protege y cura; tan indispensable como un doctor en cualquier ciudad. La ritualidad de Ba yan y la conexión con Nim crean un ambiente esotérico que envuelve hasta el más escéptico. 

En la familia de Nim existían problemas espirituales desde antes de que comenzaran los eventos de la película, la fractura de la relación entre ella y su hermana Noi es una de las perdiciones de esta familia. Poco a poco llevará a que todos los demás integrantes estén perdidos en sus propios deseos, ignorando el peligro que los acecha. Mink, la única hija de Noi empieza a sufrir un trastorno que la hace actuar erráticamente, sin saber que es, solo se piensa en Ba yan y la transición de posesión a una nueva chamán en la aldea. No obstante la muerte y desgracia acechan desde el lado oculto de los espíritus moviéndose a través de la familia y dejando un rastro de sangre.

El film juega con las emociones más profundas y las perspectivas que tenemos sobre aquellos que nos rodean, haciendo ver a otros como algo siniestro. Cuanto más avanza más nos adentramos en la verdadera naturaleza de lo espiritual y como todo de una forma u otra se conecta con Ba yan. Para cada personaje dentro de esta historia el punto clave se encuentra en sus instintos y como la situación se va desarrollando hasta tornarse incomprensible. Mientras más se esfuerzan por librar a Mink de lo que pareciera ser Ba yan, el espíritu se torna aún más irascible y violento. 

La visión del director Banjong Pisanthanakun de que parezca un documental te hace dudar sobre la veracidad de los hechos ocurridos en la película. En un inicio todo es llevado en forma de reportaje más los clichés que deja el avance de la película evidencian el área segura que ha tomado la dirección del proyecto. Aun así los ritos hacen cuestionarse sobre la realidad de la cultura tailandesa y sus creencias. El guión de Na Hong-jin y Banjong Pisanthanakun y sus 

perspectivas nos introducen a lo sobrenatural y hace crecer el sentimiento de intriga hacia lo desconocido, de todas maneras no llega al cenit ya que durante la primera mitad de la película el cambio drástico de protagonista crea un sentimiento de indecisión en el guión que acompaña a toda la película. 

La película muestra una enseñanza mayúscula, ya que narra las creencias y rituales de la cultura ancestral; que tiene como centro a los dioses, sin dejar de lado la carga que conlleva ejercerlas como chamán. La medium va de un lado al otro ejerciendo una presión en lo que creemos, lo que vemos y lo que pensamos de aquello que no comprendemos. Sin embargo las religiones tienen caras y formas, las deidades antiguas no comprenden este significado, ya que ni siquiera las encontramos vívidas en la memoria de aquellos que les rezan.

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Cine mexicano llega fuerte a la edición 72 de la Berlinale

Cine mexicano llega fuerte a la edición 72 de la Berlinale

 – Por Árbol Rojo.

El Festival Internacional de Cine de Berlín es uno de los más esperados, conocido por exhibir películas y cortometrajes trascendentales. Por años se ha visto cómo los cineastas, guionistas y productores mexicanos tienen presencia con paso firme en los festivales más prestigiosos, el año pasado no fue la excepción, México obtuvo un premio: el oso de plata, a Mejor Contribución Artística con la película “Una película de policías”. En esta edición número 72°, existen seis posibilidades de ganar, con dos cortometrajes y cuatro films. Con cada largometraje más realista y fascinante que el anterior. 

Una de las más esperadas es Manto de Gemas (México/Argentina/USA) de Natalia López Gallardo, que ha sido nominada anteriormente en el Premio Ariel y el Premio Fénix a la Mejor Edición. En su nuevo film muestra una historia descarnada en la que tres mujeres se enfrentan al crimen organizado. Isabel intenta ayudar a la hermana desaparecida de su ayudante, María solo quiere recuperar a su hermana, mientras 

Roberta una comandante de policía tan solo quiere sacar a su hijo del narcotráfico. Por otra parte en la división Berlinale Short Films se encuentra Four Nights (USA/México/Nepal) dirigida por Deepak Rauniyar, trata de dos nepalíes que llegan a USA para realizar sus sueños de ser creadores de cine, más esta decisión podría cambiar su relación irreparablemente. En la sección Panorama Feature Films se encuentra El norte sobre el vacío (México) de Alejandra Márquez Abella. Nos cuenta como Alejo Garza Tamez, empresario de Tamaulipas se enfrentó en 2010 contra el crimen organizado, que le exigía entregar su rancho. Está basada en hechos reales. 

En el apartado Generation K-Plus se encuentran seleccionadas El reino de dios (México) de Claudia Sainte-Luce que nos abre los ojos a Neimar, un niño que reside en el campo y se encuentra en una encrucijada entre la fe y la desilusión, entretanto busca la felicidad en la compleja realidad que vive. Por otra parte el cortometraje Alma y Paz (Mexico/USA) dirigida por Cris Gris, narra el fuerte lazo de una niña con su madre fallecida, mientras su adulta media hermana la empuja hacía los planes a futuro. La división Generation 14 plus trae a Beba (USA/México) de Rebeca Huntt, narrando como una chica latina en Nueva York comienza a madurar y darse cuenta del crudo legado social que le ha tocado. 

Cada película cuenta con una historia que realza la realidad mexicana y los enfrentamientos esperanzadores que se buscan en el futuro aunando en la realidad que no se aparta del guión. 

Todo esto sin siquiera contar el programa Berlinale Talents (networking) que contará con seis jóvenes prometedores de la industria en México, que fueron seleccionados internacionalmente, ellos son: Regina Serratos (distribuidora), Arturo Salazar (diseño de sonido), Fabiola Santiago (crítica de cine/periodista), Analía Goethals (editora/directora), Miguel Ángel Sánchez (productor/director) y Kevin Smithers (banda sonora).

También habrá cinco productores en el Programa de Visitantes del Mercado de Coproducción los cuales son: Ana Laura Calderón, Gabriela Maldonado, Juan Manuel Sepúlveda, Carlos Hernández y Gabriel Stavenhagen con el objetivo de aumentar la coproducción con otros países. Por parte de los premios Teddy división dentro del festival nos emociona mencionar que Pepe Ruiloba, nuestro director de programación en Árbol Rojo será jurado dentro de la sección de cine LGBTQ+. 

Este año México podría obtener reconocimiento en este festival, no solo por el trascendentalismo de cada film sino por la realidad que se esconde debajo el cine.

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Carlos Carrera: La ilusión de la fantasía para explorar realidades imperfectas.

Carlos Carrera:

La ilusión de la fantasía para explorar realidades imperfectas.

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

Durante la década de los años noventas el cine mexicano pasó por un momento incierto, debido a la sequía en la producción nacional a partir de varios eventos contextuales que afectaron el desarrollo de la industria fílmica en nuestro país. Dando como consecuencia poca producción que no cumplía las expectativas de los públicos, fomentando una idea errónea e indiferencia ante el cine producido en nuestro país, la cual perduró en nuestras audiencias por décadas. Claramente esta parsimonia temporal no era un reflejo de la falta de talentos, ya que fue cuando México vio surgir a mentes que hasta la fecha han sido pivotes para la promoción del cine nacional en los más altos niveles.

Entre esas figuras tan importantes de la cinematografía nacional podemos encontrar a Carlos Carrera, un joven lleno de entusiasmo que desde una corta edad cuestionó y exploró la realidad por medio de la creación, siguiendo su pasión por relatar historias se volvió un autodidacta inspirado por la elocuencia de las imágenes, que lo hicieron buscar en los dibujos un lenguaje para traducir aquello que se quedaba corto ante las palabras, pero que lo llevó ante lo audiovisual generando un puente entre los sentidos y los relatos que surgen de lo cotidiano desde exploraciones más impresionistas que se acercan a los públicos sin importar el medio, la técnica o el género, pero si entendiendo que todos los públicos merecen una narración imaginativa y crítica.

Así como los pintores impresionistas de finales del siglo XIX, Carlos Carrera persiguió otra idea de belleza, una que le permitiera interactuar con el arte desde una figuración que antepone la imperfección y juega con la honestidad frente a la belleza canónica, cuestionando las heridas sistemáticas de la sociedad y especulando ante un terreno escabroso que muestra la crudeza internalizada de la humanidad; una realidad que desde su subjetividad conecta y crea experiencias multidimensionales.

Así como los pintores impresionistas de finales del siglo XIX, Carlos Carrera persiguió otra idea de belleza, una que le permitiera interactuar con el arte desde una figuración que antepone la imperfección y juega con la honestidad frente a la belleza canónica, cuestionando las heridas sistemáticas de la sociedad y especulando ante un terreno escabroso que muestra la crudeza internalizada de la humanidad; una realidad que desde su subjetividad conecta y crea experiencias multidimensionales.

La necesidad de Carrera para encontrar historias en cualquier rincón habitual lo ha llevado a no encasillarse y experimentar con la televisión, el teatro y el cine, como productor, escritor, dibujante, animador y director tanto en el cortometraje como en el largometraje en live-action como en animación, ha construido una robusta experiencia como narrador. Lo que le ha permitido encontrar las mejores maneras para acercar al espectador frente a un relato que interconecta temas, formas de producción, técnicas discursivas e incluso apuesta por una estética divergente a la habitual.

Entrar al cine de Carlos Carrera no significa entender la realidad del mexicano, sino poder insertarse en una revisión integral de las carencias universales que devienen en defectos que alimentan el lado más oscuro del ser humano, cuestionándole subjetivamente desde un imaginario desbocado que pretende no asemejarse totalmente al mundo en el que se basa, sino usarlo para engendrar historias de simpleza aparente pero que son solo el nivel más superficial de una compleja serie de capas que generan un mundo propio

No olvides inscribirte al “Taller de realización cinematográfica” que impartirá virtualmente el realizador mexicano de la mano con Árbol Rojo. Encuentra todos los detalles en el siguiente enlace: https://www.arbolrojocine.com/taller-virtual-de-realizacion-cinematografica/  




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ÁRBOL ROJO PRESENTA A CARLOS CARRERA EN EL TALLER VIRTUAL DE REALIZACIÓN CINEMATOGRÁFICA

ÁRBOL ROJO PRESENTA A CARLOS CARRERA EN EL TALLER VIRTUAL DE REALIZACIÓN CINEMATOGRÁFICA

 – Por Árbol Rojo.

Árbol Rojo inicia actividades rumbo a su 5° Aniversario, presentando el “Taller virtual de realización cinematográfica”, impartido por el internacionalmente galardonado cineasta mexicano Carlos Carrera; reconocido por películas como: “El Crimen del padre Amaro” (2002), nominada al Oscar y Globo de Oro a mejor cinta extranjera, el cortometraje “El Héroe” (1994), obra ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes al mejor cortometraje animado, así como su cinta más reciente “Ana y Bruno” (2017), aplaudida por el público y la crítica en el Festival Internacional de Cine Animado de Annecy, entre muchas tantas obras de la autoría del realizador, escritor y productor.

El Taller Virtual de Realización Cinematográfica tiene como objetivo profesionalizar  a todas y todos los interesados con herramientas necesarias en la producción de proyectos fílmicos de calidad, llevando este proceso de aprendizaje en compañía de un profesional con más de treinta años de experiencia en el rubro del cine y la animación. Dentro del contenido del taller se tocarán algunos temas como; Principios del Lenguaje Cinematográfico, Formatos de Guion, Construcción de Personajes y  Diálogos, Dirección y Producción, entre otros temas que dotarán de conocimientos necesarios para su formación profesional a los inscritos en este encuentro.

El taller se llevará a cabo los días miércoles 09, jueves 10 y viernes 11  de febrero en la modalidad virtual, en un horario de 18:00 a 21:00 hrs (hora Ciudad de México). La convocatoria se lanzó oficialmente el día 10 de enero y cerrará el día 07 de febrero, hay un cupo limitado a 100 participantes y una cuota de recuperación. 

Si quieres conocer más a detalle sobre este taller y ser parte de este encuentro fílmico, regístrate a través de nuestras redes sociales o por medio del link; https://www.arbolrojocine.com/taller-virtual-de-realizacion-cinematografica/

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