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Amor, mentiras y sangre: El dolor es debilidad abandonando el cuerpo

– por Joshua Solana

Dentro de un gimnasio en un pueblo cualquiera de los Estados Unidos en los años 80, rodeado de fierros pesados, barras metálicas, sudor y hombres musculosos, se encuentra un afiche con la frase: “El dolor es debilidad abandonando al cuerpo”. Entre el afiche y todo lo demás, se encuentra Lou (Kristen Stewart), la gerente del gimnasio que además de sus tareas diarias se encarga de desechar la mierda atascada dentro de los retretes. Desde esta electrificante secuencia inicial, la directora Rose Glass comienza a destapar la mierda a la cual se tendrá que enfrentar Lou en su proceso de metamorfosis para finalmente dejar atrás toda la debilidad que le impide liberar su cuerpo.

El dolor es debilidad abandonando al cuerpo.

Con tintes del cine neo noir y envuelta en el mundo del fisicoculturismo, la película cuenta la historia de Lou, hija del capo criminal local y contrabandista de armas Lou Sr. (Ed Harris), mientras administra el gimnasio de su padre, trata de dejar las drogas y conoce a la vigorizante Jackie (Katy O’Brian), una tonificada fisicoculturista que hace autostop en camino a una importante competencia en Las Vegas. La llegada de Jackie al gimnasio y a la vida de Lou desencadenará una serie de violencia e intensidad solo comparables con la euforia y fuerza resultantes de una buena inyección de esteroides. Esteroides a los que poco a poco se irá acostumbrando Jackie y los cuales le proveerá Lou con el fin de aumentar su masa muscular y fortalecerla para que la ayude a escapar del pueblo en que se encuentra prisionera. 

Rose Glass vuelve a presentar la historia de una mujer en busca de una mejor vida, así como hiciera en su ópera prima, la escalofriante Saint Maud (2019), y en su cortometraje Room 55 (2014). La protagonista de Amor, mentiras y sangre, Lou, se encuentra atrapada dentro del pueblo que controla su padre y el cual no puede abandonar, pues la frena el tener que cuidar a su hermana Beth (Jena Malone) quien vive dentro de una abusiva relación con su esposo J.J. (Dave Franco). Autoexiliada del criminal negocio familiar, Lou pasa sus días limpiando retretes y haciendo membresías de gimnasio mientras escucha cassettes para dejar de fumar y tiene flashbacks de hechos violentos que perpetró en el pasado. El personaje de Kristen Stewart vive una vida resignada hasta el momento en que Jackie cruza la puerta del gimnasio. Allí, las miradas de ambas se cruzarán y no dejarán de cruzarse en un torbellino de erotismo, musculatura y violencia desenfrenada.

Kristen Stewart interpreta magníficamente a Lou.

Lou Sr., interpretado por el grandioso Ed Harris, también es dueño del campo de tiro del pueblo, lugar donde llegará Jackie a trabajar mientras está de paso por la ciudad. La primera vez que vemos al papá de Lou, cuando Jackie va a pedir trabajo, lo vemos sosteniendo una larva de un escarabajo hércules. Escenas más adelante podremos ver más sobre el hobbie que tiene Lou Sr. para coleccionar escarabajos y todo tipo de insectos dentro de vitrinas entomológicas, hobbie por el que se gana el mote de “bug guy”. Su hobbie es muy parecido a lo que hace con las personas del pueblo que controla, manteniéndolas atrapadas dentro. Y una de esas personas es su hija, quien por más que trata de alejarse de su padre y su vida criminal, sigue prisionera dentro de los negocios de su papá. No será sino gracias a Jackie y a su cuerpo tonificado como metáfora de una crisálida que Lou podrá dejar de ser una larva y convertirse en el escarabajo hércules que correrá entre nubes y estrellas liberándose de la vitrina para insectos en que el yugo de su padre la había encapsulado. 

La segunda película de la directora de Saint Maud es un increíble thriller romántico al que muchos podrían darle la etiqueta de instant cult classic. Sus referencias al cine de Lynch, el tono neo noir así como la gran actuación de Stewart y O’brian crean una gran sinergía dentro de la pantalla que por casi dos horas hará al espectador sentirse dentro de una pesada rutina de gimnasio, difícil, sudorosa y cada vez más exigente. Rose Glass, como una desquiciada entrenadora, lleva a sus personajes hasta el fallo solo con el fin de fortalecerlas. Pues desde el principio lo tiene muy claro: el dolor solo es debilidad abandonando al cuerpo.

Amor, mentiras y sangre ya se encuentra en cines.

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