Argentina, 1985: El Derecho a la verdad histórica

 – Por Paulina Pallares
@passiline23

¿Cómo saber hasta donde llega el precio por apremiarnos de la verdad? ¿Cómo perseguir la verdad en un territorio de poder? ¿Cómo desarticular las herramientas de poder desde un sistema de justicia que las reproduce?

¿Hasta que punto la verdad puede convertirse en memoria histórica? 

Estas preguntas surgen a 42 años de una fecha que ha pasado por demás desapercibida y de la llegada de una historia con el recordatorio del principio del declive de las dictaduras militares en América Latina.  Hoy en día los hechos que han marcado y reconstruido las ideologías latinoamericanas permiten volcar ante una opinión crítica las sensibilidades de sociedades como la nuestra, la de Argentina y de muchos países más que han, lastimosamente, atravesado en su historia política, crímenes de estado y de guerra desde las estructuras legitimas del poder militar. 

Argentina, 1985, ganadora del Premio del Público en el Festival San Sebastián 2022, está inspirada en el juicio acontecido en los años 80 que interpuso el fiscal Julio Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo en contra de lo que hoy sabemos fue la dictadura militar más despiadada, cruenta y salvaje de la historia Argentina. Bajo un narrativa dramática, los protagonistas (Ricardo Darín y Peter Lanzani) emprenden la tarea, junto con un equipo estratégico de jóvenes, de poder solventar por medio de pruebas y testimonios, la impensable acusación hacía el mando militar que fungió entre 1976 a 1981, periodo en el que el General Jorge Rafael Videla tomó el poder a través de un golpe de estado. 

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Sin duda la verdad que se persigue atraviesa en la trama un proceso muy complejo para todos los involucrados, desde la imperiosa hostigación hacía los fiscales por parte de los medios, hasta la dificultad por el desenvolvimiento social que defendía una ultraderecha que en términos dudosos había llevado a la Argentina a la derrota de la dictadura. Los personajes protagónicos, fueron rechazados, reprobados y condenados, pero eso no los detuvo. 

Dirigida por Santiago Mitre, quien por primera vez trabaja una historia basada en hechos reales, articula herramientas narrativas que permiten contener la emoción de lo que va a suceder, despertando así a un monstruo que el dijo estaba dormido, cada emplazamiento de cámara te acerca más y retuerce la dignidad humana por la cual cada monólogo y close up que se presenta es imprescindible para que la verdad colaboré de la mano de la justicia –Darle a cada quién lo que le corresponde- la palabra a las víctimas, la sentencia a los violentadores.

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La verdad es un plato fuerte, del cual, un sector muy reducido de la población se ha apropiado. Al resto, nos ha sido negado, promoviendo la amnesia obligatoria. Desear esa verdad nos ha llevado a búsquedas inimaginables, como la de Mitre en esta historia. Búsquedas que son inevitables encontrar en nuestro pasado, en nuestras memorias, en el arte y, que mejor, en el cine.

El deseo por la verdad siempre tiene que trazar un camino acompañado de la proclamación de los derechos humanos, de la responsabilidad de difundirla a quienes la han encontrado, y de la inagotable lucha por la justicia. De lo contrario no será. 

Sin duda, el recorrido que tendrá Argentina, 1985 en todo el mundo seguirá dando de que hablar. Con su nominación a Mejor Película Internacional en los Oscars 2023, y el estreno en la Plataforma de Streaming Amazon Prime, se une al panorama de políticas gubernamentales que convergen con las diversas opiniones de regular la militancias, así como la responsabilidad social con la que se tiene que enfrentar al futuro, desde la memoria histórica.

Ya no estamos para guerras calladas.

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