Retiro :

Una redención contra el sistema

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

“Se me iba la vida llorando, hasta que llegó el momento en que me pregunté ¿por qué he de llorar?” 

– Zoila Ávila Guadarrama –  

Cuando pensamos en la sociedad mexicana, es inevitable obviar todas las formas y situaciones en donde sistemáticamente hemos normalizado el machismo, materializado en prácticas constantes que nos han desarrollado como una sociedad hundida en el patriarcado que han dado como resultado una subyugación social, cultural, política y económica de la mujer. Pensar en todos estos escenarios negativos nos obliga a imaginar que también existe la posibilidad de un panorama contrario, en donde podamos reflexionar sobre la revalorización del ser mujer, reafirmando su independencia desligada del habitual paternalismo en el que nos desarrollamos actualmente.  

 

Retiro es un documental que toma como pretexto un ritual religioso organizado por el Santuario de Atotonilco (Guanajuato), en donde año con año miles de feligreses tienen la posibilidad de desvincularse de su vida habitual para asistir a un retiro femenino, en donde a partir de ejercicios espirituales y penitencias se reflexiona sobre las relaciones familiares, el amor propio y los roles sociales que como mujer se deben cumplir. Un ejercicio con el que, en palabras de la institución, se busca “la salvación del alma”. Sin embargo esta práctica es tan sólo el paso inicial de la peregrinación de Marina, su hija Zoila y su nieta Perla quienes, desde la complicidad familiar y la sororidad, exploran la resignificación de la mujer, la auto comprensión y  la búsqueda de su autonomía. 

El documental parte de la ambigüedad católica y el ritual religioso como punto de encuentro y centro de acompañamiento colectivo entre tres generaciones de mujeres propias de una comunidad rural que deben luchar en su cotidianidad los estatutos de una sociedad misógina; y a su vez conecta tres perspectivas de un mismo objetivo, en donde lo más importante no es la creencia, sino la mecánica que entreteje una reflexión que cuestiona el machismo en el que se insertan las asistentes. Sin embargo poco a poco se emancipa del discurso adoctrinado por la fe para adentrarse en la vida de las mujeres de la familia Ávila Guadarrama, quienes desde sus actividades cotidianas se acompañan y reafirman su historia de amor y valentía.

En este primer largometraje como directora, Daniela Alatorre construye una imagen poderosa que se desvincula de la idea usual de sororidad, y partiendo desde el relato en primera persona, les otorga a sus protagonistas un espacio para entretejer un entramado de temporalidades, modos de pensar y entendimientos sobre sus cuerpos, vidas y relaciones contextuales, dando como resultado una  imagen respetuosa, intima y hospitalaria que abraza y celebra los diferentes modos de empoderamiento, desmitificación y liberación de la feminidad. 

Este documental nos acerca a una realidad que trata de evitar lugares comunes, y que sirve como un espacio que no busca enjuiciar a nadie en particular, sino remarcar las carencias de un sistema injusto y desequilibrado por medio de una contraposición basada en la empatía y el amor, abriendo nuevos canales de interacción con el acto de documentar, como registro, sanación colectiva, refugio y esperanza, para imaginar una sociedad que al deconstruirse desde lo individual comienza a generar cambios puntuales que mueven la veleta ante un horizonte más positivo y equitativo.

Después de un proceso de más de cinco años en la realización del documental, la directora nos presenta un documento que nos habla de un “feminismo rural” que se contrapone ante la tradición y las costumbres desde una revisión necesaria, en donde al cuestionar los cánones vigentes sus personajes nos sirven como guías para identificar la complejidad de la ambigüedad de la contradicción y también como motivación para romper aquellas ataduras dañinas.  

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