LA CIVIL :

La valentía maternal como motor frente al dolor.

 – Por Mauricio Orozco
@Eralvy

En los últimos años hemos encontrado en el cine mexicano una gran intención por usarle como una herramienta para explorar, cuestionar y evidenciar los problemas de la violencia que aqueja a nuestro país, en donde intrínsecamente se generan daños colaterales que se han casi instaurado como parte de esta violencia que no respeta la vida humana, y que podemos ver en la indolencia de las autoridades, los actos de corrupción y la invisibilidad de un problema que va en aumento. 

Teodora Mihai es una cineasta nacida en Rumanía, pero que por más de una década ha desarrollado una interacción con México que le ha permitido entender el contexto, nutrirse de él e interactuar de manera crítica a partir de una ardua investigación que le dio material para la realización de su primer largometraje de ficción: “La civil”. Una película que se centra en la historia de Cielo, una madre que sufre la desaparición forzada de su hija Laura, que la llevará a dejar su normalidad para entregar su vida y alma por encontrarla. 

La película es un documento en donde más que buscar hacer una crítica a los conflictos en los que México ha estado sumergido desde hace varias décadas, se desarrolla como un ejercicio audiovisual muy preciso que evidencia la intención nuclear, que se centra en ver, comprender, acompañar y empatizar con el dolor y el sufrimiento de una madre que daría todo por recuperar a un hijo desaparecido. Tanto en el manejo de su tema como en la forma en que lo presenta, la directora se centra en una travesía dolorosa en la que por medio de una gran sensibilidad articula una pieza catártica que sin exotizar la violencia o el dolor ajeno mantiene al espectador al borde de la butaca de principio a fin.

El guion co-escrito por Teodora Mihai y el escritor tamaulipeco Habacuc Antonio De Rosario generan una narrativa en donde vemos cómo Cielo deberá tomar acciones por su propia mano para hacer todo lo posible para encontrar a su hija. Sin embargo y aunque parezca que es una película que se mantiene inmersa en una constante violencia, también es un documento que se abraza al amor incondicional y la valentía de una madre, terminando como un homenaje para todas aquellas personas que buscan incansablemente a sus familiares víctimas de la violencia sistemática. 

Como mencionaba previamente, esta cinta se enfoca en el personaje de Cielo, quien es interpretada magistralmente por la actriz Arcelia Rámirez, quien deja en claro su vasta experiencia y las herramientas actorales que ha desarrollado a lo largo de su filmografía, para dotarle de una gran emotividad al discurso que articula un retrato amoroso y respetuoso hacia las madres que deben hacer el trabajo de las autoridades, quienes están sobrepasados por lo que ocurre. Esta amalgama entre Teodora Mihai y Arcelia Rámirez, nos permite deambular junto con Cielo a una distancia segura para el espectador buscando la empatía y la reflexión sobre todo el camino y los peligros a los que se enfrenta una persona que debe adentrarse a lo más obscuro del infierno, sin llegar a una explotación de la miseria. 

Sin lugar a dudas es una cinta que se sale de la pantalla y se expande con gran cercanía a una representación voraz de la realidad, esa realidad que duele, pero que por más dolor que genere es necesaria para poder tratar de comprender con más empatía ante un contexto en donde el silencio colectivo y la desatención a las víctimas son el pan de cada día. 

La cinta se presentó mundialmente en la más reciente edición del Festival de Cannes en la sección Un certain regard, donde fue ovacionada por su poder discursivo, y tuvo su estreno nacional en el marco de la edición número 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia con un gran recibimiento y comentarios muy positivos, en donde queda clara su relevancia en el contexto nacional. 

Una pieza fílmica que no se deben perder. 

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