LOS QUE SE QUEDAN:

DECADENCIA Y PERCEPCIÓN

– por Joshua Solana

En sus Meditaciones, Marco Aurelio, el emperador romano y uno de los personajes más representativos de la filosofía estoica, escribe una cita atribuida a Demócrito: “El mundo es decadencia, la vida es percepción”. La tesis de “Los que se quedan” camina por esa misma línea, pues la cinta de Alexander Payne cuenta la historia de tres personajes quienes tendrán que aceptar las cosas que no se pueden cambiar y entender que lo único que pueden hacer es modificar su perspectiva hacia ello.

Dentro de una privilegiada preparatoria americana, un inteligente pero incómodo profesor, una cocinera en luto y un alumno que no puede regresar a casa, tendrán que pasar las fiestas navideñas juntos. 

Paul Giamatti da vida al incómodo profesor Paul Hunman.

The Holdovers o “Los que se quedan”, es una película estadounidense que a simple vista pareciera otra historia más sobre un grupo de personas solitarias y diferentes obligadas a congeniar en la celebración más familiar del año, pero afortunadamente, ésta no es una más del montón; sino que el guion, escrito por David Hemingson, toma el escenario y los arquetipos preestablecidos y juega con ellos, dándoles una profundidad con la que se empatiza cada vez más escena a escena. Al principio de la película se nos presentan personajes incómodos, indiferentes y ensimismados que poco a poco, a medida que los conocemos y se conocen entre ellos, se vuelven más identificables y por lo tanto comprensibles. Y es que esta idea de la empatización con el otro es el tema sobre el que gira la película del director Alexander Payne, conocido por abordar problemáticas sociales y políticas desde la comedia, el humor negro, la sátira y el cínismo. En The Holdovers nada de eso queda fuera.

El filme está situado en un prestigioso internado de Nueva Inglaterra de los años 70s, un profesor especializado en civilizaciones antiguas tendrá que quedarse a supervisar a los alumnos que tienen que pasar, por razones diversas, las fiestas en la escuela. Uno de estos jóvenes es Angus Tully, un joven problemático – una clase de Holden Caulfield – que no puede volver a casa estas vacaciones ya que su madre ha agendado aquellos días para tener la luna de miel con su nuevo padrastro. Acompañándolos, está Mary Lamb, la cocinera en jefe de la escuela, quien acaba de perder a su hijo gracias a la guerra de Vietnam. Luego de un par de días, y ya habiéndonos familiarizado con el enfoque clásico que parece tener la película, el padre de uno de estos niños aterriza su helicóptero en el campus y ofrece llevarse al resto a esquiar, pero la madre de Angus nunca contesta el teléfono, por lo que el único en la escuela será él, junto al incómodo profesor Paul Hunham y Mary Lamb (interpretada por la grandiosa Da’Vine Joy Randolph). Este giro, increíblemente efectuado por el guionista, ayuda a reforzar el sentimiento de abandono con el que los personajes luchan a lo largo de la película. 

Alexander Payne invita al espectador a un viaje de aceptación a través de estos tres personajes, personajes con un futuro en ruinas y con un presente dentro de un limbo, limbo representado por el edificio en el cual están atrapados, una vieja escuela de los 1800s. El primero de ellos, el profesor Paul Hunham, tiene estrabismo y una condición de trimetilaminuria que le provoca un fuerte olor a pescado- Ha pasado los últimos 30 años de su vida dando clases en el colegio, ajeno al mundo fuera del campus y con el sueño frustrado de escribir una monografía, no un libro, una monografía, pues no es capaz siquiera de soñar un sueño completo, como bien tiene a decirle Mary con el confrontamiento tan directo que utiliza el cínico director durante toda la película. El otro, el estudiante Angus Tully, es un joven rebelde e inteligente que se siente fuera del mundo adolescente, recientemente ha perdido a su padre y se niega a seguir avanzando con la vida, vive con el pesar de que su madre ya lo está haciendo. Mary Lamb, por último, pero sin duda de la que más podría hablar, es la jefa de cocineras dentro del instituto, llegó al colegio para poder aprovechar la beca de empleada y meter a su hijo Curtis a la prestigiosa escuela. Ahora, Mary vive el duelo de haber perdido recientemente a su hijo, pues falleció en la guerra luego de enrolarse para buscar una mejor educación universitaria gracias a las becas que ofrece la milicia. Ella prefiere quedarse dentro de la escuela, pues siente que su hijo se encuentra allí, por lo que rechaza la invitación de su hermana embarazada para pasar las vacaciones en su casa. 

Da’Vine Joy Randolph fue nominada a Oscar a Mejor Actriz de reparto por su grandioso papel como Mary Lamb.

Así, esta peculiar familia que hacen Mary, el profesor Hunham y Angus, logra que nosotros como espectadores vayamos conociéndolos a medida que los personajes se toman la molestia de conocerse entre ellos. ¿Y qué es lo que tienen en común estos tres sujetos? Pues aquello que tenemos todos en común: nuestro dolor. Y es en este punto de encuentro universal en el que nuestros protagonistas logran una conexión que trasciende la pantalla y, como hace una buena película, nos identifica a nosotros en ellos. 

Paul Giamatti, Da’Vine Joy Randolph y Dominic Sessa forman una peculiar familia en Los que se quedan.

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